Es curioso como a veces nos complicamos la vida. Solemos pensar que los niños no tienen preocupaciones ni problemas. Ellos no piensan en cuanto cuesta algo, ellos miden el valor de las cosas de otra forma. No se preocupan por lo tarde que se ha hecho ni cuentan los días que faltan para vacaciones, sino que nunca se irían a dormir, como si no hubiera mañana. A menudo, a mi también me gustaría retroceder de alguna forma en el tiempo y revivir todas esas buenas vibraciones de la infancia. Por eso me gusta mirar de vez en cuando mis fotografías de años atrás y recuperar un poquito de nuestro “niño interior”
Las fotografías de retrato tienen para mí un valor sentimental, más allá de su cualidades de luz, color, enfoque.. Ésta me gusta particularmente porque me recuerda a los veranos de juegos, risas, de saltos de olas en el mar y chapuzones en la piscina.
¡Cuánta razón tienes! ¡Cuánto deberíamos aprender de ellos! Bonita entrada.
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